
Subir al Cristo en buena compañía, sintiendo la altura, te enseña a percibir una paz embriagadora. Pensar en los niños en la escuela, en el puchero que les espera a la llegada, en el baño bajo el sol intenso, te relaja, te pone pilas y te hace sentir la belleza del entorno.
Qué lindo paseo Nuria.
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